Cuando pensamos en el Trastorno Bipolar, se da una tendencia a imaginar lo que aparece en series y películas más habitualmente: una persona que pasa de estar en un estado de euforia a otro totalmente deprimido con relativa facilidad y sin previo aviso. También se suele utilizar de manera coloquial en personas que cambian de estado de ánimo u opinión frecuentemente y sin dificultad. En estos casos se hace referencia al Trastorno Bipolar de tipo I, mientras que el tipo II o la ciclotimia pasan desapercibidos hasta el punto de que es común no conocer su existencia.
Los Trastornos Bipolares se caracterizan por cambios extremos en el estado de ánimo, desde picos elevados en los que se experimenta euforia, irritabilidad o exceso de energía (manía o hipomanía), hasta estados de ánimo deprimidos en los que se experimenta tristeza o desesperanza. Estos episodios de cambios se dan de manera repetida en el tiempo, y diferente en función del tipo.
Tipos principales y sus características:
- Trastorno Bipolar tipo I: Caracterizado por la presencia de al menos un episodio maníaco, es decir, estado de ánimo elevado o irritable, aumento de energía dirigida principalmente a un objetivo, de al menos una semana de duración. Puede que este episodio esté precedido o seguido de episodios hipomaníacos o de depresión mayor. También puede darse un aumento de la autoestima, menor necesidad de dormir, ser más hablador de lo habitual, fuga de ideas (sensación de aceleración de los pensamientos), facilidad para distraerse, aumento de la actividad o participación en actividades que pueden generar consecuencias negativas.
- Trastorno Bipolar tipo II: En este caso, se presenta al menos un episodio depresivo mayor y un episodio de hipomanía, pero no un episodio de manía. El episodio hipomaníaco es similar al episodio maníaco, pero se diferencia principalmente en su duración e intensidad, siendo esta de un mínimo de cuatro días consecutivos y más leve. En cuanto al episodio de depresión mayor, se debe dar durante dos semanas, identificado como un estado de ánimo deprimido o anhedonia (pérdida de interés o placer). También puede estar acompañado de variaciones en el peso y el apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpa, disminución de la capacidad de pensar, concentrarse o tomar decisiones y pensamientos relacionados con la muerte de manera recurrente.
- Trastorno ciclotímico o ciclotimia: A lo largo de al menos dos años en adultos (en niños/adolescentes uno), deben haberse presentado varios períodos con presencia de hipomanía o sintomatología depresiva, sin llegar a identificarse con los episodios de hipomanía y depresión mayor previamente descritos. Se distingue principalmente del Trastorno Bipolar tipo II, junto con la diferencia en la intensidad de su sintomatología, en que para su diagnóstico se especifica una duración de al menos dos años tal y como se ha mencionado.
- Otros tipos: En este apartado estarían incluidos aquellos trastornos similares a los bipolares pero inducidos por sustancias u otras afecciones médicas.
Todos los tipos mencionados son diagnósticos diferentes, es decir, el Trastorno Bipolar tipo II no es una variación menos grave del tipo I, sino que son distintos, aunque es cierto que un episodio maníaco es más grave que uno hipomaníaco y sus efectos son más notorios en el entorno de quien lo padece, como en el familiar o laboral. Asimismo, se pueden presentar de diferentes maneras en función de la persona que lo padece y puede que incluso varíe su sintomatología con el tiempo.
Asociación Americana de Psiquiatría (2013). Guía de Consulta de los Criterios Diagnósticos del DSM-5. Arlington, VA: Asociación Americana de Psiquiatría.