Los niños y adolescentes tienen necesidades psicológicas distintas a las de los adultos debido a su proceso de maduración y desarrollo de personalidad. Por esta razón, es esencial contar con un especialista en psicología infanto-juvenil con formación y experiencia específica en esta etapa de la vida. De lo contrario, existe el riesgo de aplicar tratamientos y técnicas inadecuados, lo que podría tener un impacto negativo en la persona que busca ayuda psicológica.

 

Nuestros servicios comienzan con sesiones de evaluación (una o dos, según la complejidad del motivo de consulta) para construir la historia pasada y presente del niño/adolescente, identificando la causa raíz del problema. Las sesiones de terapia posteriores tienen una duración aproximada de 45 minutos cada una y se adaptan al problema y a la persona. La confianza entre el terapeuta y el niño/adolescente es especialmente crucial en este proceso, incluso más que en el caso de los adultos.