Los medios de comunicación juegan un rol educativo y socializador fundamental, ya que construyen y difunden la realidad social, es decir, valores, estereotipos e imágenes de diversos grupos sociales, ofreciendo una educación permanente y omnipresente. Tienen la función de proporcionar experiencias y valores referenciales, de manera que dibujamos nuestra vida cotidiana en base a los contenidos que asumimos, organizamos e interpretamos (Ruiz, 2006). En definitiva, no solo cumple con la función de informar, es un medio que entretiene y educa.
El público infantil se expone de forma cada vez más directa y temprana a la influencia de los medios. Hay dos aspectos que cabe mencionar sobre este público, el primero es que consumen más televisión que las personas adultas desde una edad muy temprana. El segundo, es que lo hacen en plena época de desarrollo físico e intelectual y de formación de hábitos y actitudes. La televisión despierta gran interés en el público infantil, con una poderosa persuasión e influencia, provocando la identificación con el sujeto que se proyecta, es más, es muy común que los niños y niñas identifiquen a sus familiares y amigos con personajes animados (Martín, 2015).
Media-friends se refiere al término acuñado por Joshua Meyrowitz que define la ilusión creada por la televisión de conocer a personajes ficticios que en realidad no conocemos y de creer que podemos interactuar con ellos. El objetivo es conseguir una integración psicológica de admiración con carga emocional conectando al público con los protagonistas que son transmisores de roles. Esto implica que los niños y niñas asimilen las características de los personajes y el contenido que estos transmiten, de ahí llega la la imitación de la indumentaria, del comportamiento… y sin saberlo aprenden características de personalidad e incluso características ideológicas (Martín, 2015).
El público infantil es particularmente vulnerable a la influencia de los medios si no tiene muchos códigos de conducta, experiencias relevantes o si el entorno y los agentes clave del proceso de socialización no proporcionan la información y normas necesarias. Es decir, los niños y niñas utilizan recursos como la televisión en el proceso de aprendizaje si los recursos tradicionales no están disponibles o parecen insuficientes (Martín, 2016).
Dibujos animados y roles de género
En un estudio de Sánchez-Labella Martín (2016) se observaron los dibujos animados que se emiten por televisión en prime time y se concluyó que la forma en que se representan los personajes femeninos y masculinos eran significativamente diferentes. Ellos parecen independientes y despreocupados y ellas se construyen sobre los estereotipos femeninos tradicionales asociados con los espacios interiores y cuidados. Por lo tanto, se encuentra que en los dibujos estudiados hay situaciones que transmiten violencia tanto psicológica como simbólica. La investigación de Eva Espinar Ruiz (2006) ha demostrado que cuando las mujeres aparecen como la única protagonista del programa, es más probable que sean muy jóvenes, tengan poderes mágicos o sobrenaturales y demuestren una mayor habilidad verbal. En el caso de los protagonistas masculinos, es más probable que sean inteligentes, tengan más habilidades físicas que de lenguaje y una expresión emocional limitada.
Se puede observar que los rasgos mencionados son consistentes y refuerzan los estereotipos de género tradicionales que existen en nuestra sociedad. Luego de investigar las series favoritas de niñas y niños, por un lado se encontró que los personajes son muy estereotipados y por otro lado, todos están ambientados en el momento presente, haciendo referencia a la vida cotidiana, familiar y social, de esta manera, se facilita la identificación. Vemos que los estereotipos propagados a través de los medios ejercen un papel fundamental como patrón para construir la identidad de género, manteniendo así las desigualdades de género en la realidad. Estos resultados sugieren que esta manifestación puede ser perjudicial para la salud psicosocial de los niños (Martín, 2015).
¿Qué podemos hacer?
La autora Carmen Marta Lazo dice que si se enseña al público infantil a estar alfabetizado, audiovisualmente hablando, ellos podrán protegerse de información inapropiada para el nivel de compresión y desarrollo que tienen, además, podrán protegerse de los mensajes, estereotipos, mitos… que promuevan dichos contenidos.
La presencia de alguien que guíe el proceso es fundamental, sobre todo en los primeros momentos de exposición a los productos audiovisuales. El objetivo es entrenarlos para que se defiendan, es decir, educarlos audiovisualmente y convertirlos en sujetos autónomos preparados para leer e interpretar correctamente cualquier tipo de contenido. A través del poder del análisis, pasan de ver el contenido de una manera inconsciente a una consciente, de esta manera, se pueden mostrar racionales en su relación con los medios y así poner en duda o cuestionar lo que ven. Es decir, renuncian a la actitud acrítica para comenzar a ser críticos (Buckingham, 2005). La alfabetización audiovisual está diseñada para crear audiencias activas, no vulnerables. Según la teoría de Piaget, es fundamental trabajar en la alfabetización entre los nueve y los once años porque en este período se empieza a establecer la diferencia entre la ficción y la realidad (Martín, 2017).
Referencias
Buckingham, D. (2005). Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea. Paidós.
Ruiz, E. E. (2006). Imágenes y estereotipos de género en la programación y en la publicidad infantil. Análisis cuantitativo. Revista Latina de Comunicación Social, 9(61),
Lazo, C. M. (2008). El proceso de recepción televisiva como interacción de contextos. Revista Comunicar, 16(31), 35-40.
Martín, I. S.L. (2015). Veo veo,¿ qué ven?: uso y abuso de los dibujos animados. Pautas para un consumo responsable.
Martín, I. S. L. (2016). Violencia de género en los dibujos animados televisivos: la impasibilidad del público infantil. Pautas para un consumo responsable. Communication Papers, 5(09), 37-56.
Martín, I. S. L. (2017). Los dibujos animados: Una propuesta didáctica para trabajar la violencia de género desde la infancia. EHQUIDAD. Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, (8), 87-117.
Meyrowitz, J. (1986). No sense of place: The impact of electronic media on social behavior. Oxford University Press.