Despersonalización y desrealización como síntomas

La despersonalización y la desrealización son dos síntomas que presentan una asociación, ya que ambos actúan sobre la alteración perceptual, el primero, sobre la percepción propia, y el segundo sobre la percepción del entorno. La despersonalización es descrita como la sensación de disgregarse del propio cuerpo, siendo un observador externo de las acciones que uno mismo realiza; mientras que la desrealización genera una sensación de irrealidad respecto al mundo exterior. En común entre ambos síntomas encontramos que en las personas que los experimentan, el sentido de realidad no se ve alterado, es decir, hay conciencia de que están experimentando algún tipo de desconexión y que esta no es real.

 

En la despersonalización, suele ser difícil comunicar lo que sienten cuando la experimentan. Se da una tendencia a la identificación con un sueño, sensación de embotamiento, o lo comparan con los efectos del consumo de sustancias. El uso de metáforas es en sí misma una de las características propias del síntoma, y permite distinguirlo de otros semejantes que se presentan en diferentes trastornos. 

 

Respecto a la desrealización, la percepción objetiva del entorno se mantiene y existe consciencia del mismo, pero al mismo tiempo se siente diferente, como si algo fallara. Los sentidos captan la realidad con normalidad, pero el reconocimiento y las reacciones emocionales que normalmente intervendrían en este proceso, presentan una alteración, por ello se genera una sensación subjetiva de separación del entorno, como si se encontrara en otro plano existencial.

 

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Son síntomas que vienen junto con un profundo malestar, incluso acompañados de ansiedad y depresión frecuentemente. También se presenta la preocupación por si su origen es un posible daño cerebral o de si su percepción es real, lo que genera la necesidad de comprobar repetidamente que así es.

 

Las personas que los padecen encuentran grandes dificultades para describir lo que les sucede, y sienten temor a volverse “locas”. Aun así, como se ha mencionado previamente, siguen siendo conscientes de que lo que experimentan no está siendo real, sino que es una alteración de sus sensaciones. Lo más frecuentemente utilizado a nivel verbal por aquellos que padecen estos síntomas para narrar sus sensaciones es “como si…”, de lo que se desprende esa sensación de que la realidad sigue intacta, pero al mismo tiempo interfiere en la identificación normativa de estas sensaciones. La diferencia en estos casos es, que en otros trastornos como la esquizofrenia, las percepciones o pensamientos también difieren de la realidad pero no hay consciencia de esto.

 

Para trabajar esta sintomatología, se utilizan terapias cognitivas, que permiten incidir en los pensamientos sobre la irrealidad; terapias conductuales, que fomentan el uso de conductas de interés a modo de distracción de los síntomas; y técnicas de enraizamiento, que mediante los sentidos como podrían ser el oído, tacto u olfato provocan un sentimiento de conexión consigo mismo y el entorno, utilizando música alta, perfumes, cambios de temperatura bruscos, etc. con el fin de que la persona no sea capaz de ignorarlo y le ayude a centrarse en el momento presente.

 

Finalmente, destacar que tanto la despersonalización como la desrealización pueden ser una respuesta a unos altos niveles de ansiedad, acontecimientos traumáticos vividos o consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.

Bergé, D., Bulbena, A., Sperry, L., Pailhez, G., Balls, S., Martín, R. y Berrios, G. (2009). Síntomas de Despersonalización en Pacientes Psiquiátricos: La nueva escala de despersonalización presente-vida (DP-PV). Archivos de Psiquiatría, 72, 1-13.


Sierra-Siegert, M. (2008). La despersonalización: aspectos clínicos y neurobiológicos. Revista Colombiana de Psiquiatría, 37(1), 40-55.

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