Ataques de pánico

La población actual se enfrenta a un reto cada vez más visibilizado, la salud mental. Las demandas del día a día generan que muchas personas tengan dificultades en la gestión emocional, en especial cuando nos referimos a la ansiedad. Y es que estamos hablando de uno de los motivos de consulta más comunes en la psicología.

Ocurre la primera vez. No se entiende bien qué es lo que pasa. Comienza el calor, el hormigueo en las extremidades o la presión y el dolor en el pecho. Acompaña emocionalmente un estado de miedo, de angustia, de ansiedad. Palpitaciones o tensión en el cuerpo. La sensación de falta de aire aparece, comenzamos a hiperventilar con el objetivo de buscar más aire “¿Qué me pasa? ¿Me estaré muriendo?” ¿Y es que, qué pruebas hay de lo contrario? Las
palpitaciones y el hormigueo en las extremidades parecen indicarnos que efectivamente estamos atravesando un ataque al corazón. O la falta de aire nos hace creer que nos vamos a ahogar.

Ninguna pista nos indica que, efectivamente, lo que estamos atravesando es por un estado de ansiedad tan grande que nuestro cuerpo se está preparando para la huida, preparando para evitar esa situación que, de alguna manera, percibimos como peligrosa. El corazón late con más fuerza lo que deriva en palpitaciones; la afluencia de sangre se centra en las extremidades para facilitar la respuesta de huida lo que genera el hormigueo; y aumenta la temperatura de las zonas más vitales.

Así son los ataques de pánico, una forma de expresión de la ansiedad extrema. Fisiológicamente es nuestro cuerpo preparándose para huir. Pero la expresión es demasiado angustiosa y nos deja huella psicológica, siendo el temor a pasar por otro episodio de pánico lo que aumenta las probabilidades de que vuelva a ocurrir.

Desde el campo de la psicología es importante educar a las personas en estos síntomas. Mostrar cual es la reacción de nuestro cuerpo ante un peligro percibido. Enseñar que cada una de las reacciones corporales tiene una razón. También es importante acompañarles en la emoción que ha disparado esas reacciones: ¿De dónde viene? ¿En qué situación estamos? ¿Qué es lo que nos esta disparando tanto?

Entendiendo ésto se podrá empezar a trabajar en los ataques de pánico e intentar que éstos palien.

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