Amigos imaginarios

Los amigos imaginarios se comenzaron a estudiar a finales del siglo XIX. Se sospechaba de tres razones por las que los niños creaban estos personajes: carencia afectiva, la necesidad de construir personajes mas poderosos, más inteligentes y mas habilidosos como compensación de la debilidad y la indefensión de los niños y, por último, como forma de evadir la responsabilidad utilizándolos como chivos expiatorios cuando realizaban algún acto mal visto por los adultos. Cabe decir, que la mayoría de los estudios llevados a cabo en esta época se realizaron con niños huérfanos institucionalizados en lugares de protección religiosos o estatales y no existía grupo control de referencia, por lo que se asumió que la construcción de amigos imaginarios era una compensación por la ausencia de los padres y la soledad. 

El amigo imaginario podría definirse como un amigo que no existe realmente pero que el sujeto que lo tiene lo vivencia como si fuera real y habla y juega con él. En ocasiones el amigo imaginario puede ser un objeto, un peluche o una muñeca; Hoy en día, se sabe, que la existencia de amigos imaginarios se da un gran número de niños, más concretamente entre 12 y 33%, y sobre todo en niños de entre 2,5 y 6 años de edad, incluso se han visto situaciones en las que personas de 12 a 18 años todavía seguían manteniendo estos amigos imaginarios creados en la infancia, normalmente los amigos imaginarios se van como han venido, espontáneamente,  y no existe un perfil característico de niños que tienen amigos imaginarios, pero parecer ser que la creatividad del niño influye de forma directa.

La creación de amigos imaginarios se entiende como un proceso de simulación donde los niños deben asumir el rol de un personaje invisible; esta capacidad de simulación y el juego simulado se han asociado a la compresión de la mente y de las emociones de los otros, lo que a su vez es necesario para una buena adaptación social, es decir, la capacidad de comprender la mente y las emociones de los demás predice un buen nivel de adaptación social. 

 La función de los amigos imaginarios es el desarrollo emocional y social, ya que, pueden ensayar conductas de interacción social con el amigo imaginario, y, además, el amigo imaginario puede servir como canal para que el niño exprese sus sentimientos positivos y negativos, pudiendo atribuirle sus sentimientos al amigo imaginario. También puede servirle para expresar y proyectar sus conflictos y miedos antes situaciones nuevas o complicadas.

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La presencia de amigos imaginarios es un hecho que no debe preocupar a los padres y deben tratar de llevarlo con la mayor naturalidad posible, es decir, sin rechazarlo ni ignorarlo. Si se da el caso, los padres no deben ridiculizarlos por tener amigos imaginarios, ni hacerles ver que es una tontería tenerlos,  tampoco decirles que no se puede hablar con alguien que no existe y no deben decir que mienten.

En condiciones normales, no son indicativos de ningún problema llegando a ser producto del desarrollo evolutivo de los niños, pero en el caso de que el niño se aísle mucho y deje de interactuar con sus iguales o empieza a tener conductas agresivas/violentas puede indicar la presencia de algún problema a nivel emocional, por lo que se recomienda acudir a profesionales en este ámbito para una mejor valoración.

Bibliografía:

  • Benavides, J. (2007). La creación de amigos imaginarios en los niños: ¿Un problema clínico?, tesis psicológica, 2, 59-64.

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