En la actualidad, se sabe que aproximadamente un 4% de la población padece este trastorno, el cual tiende a aparecer en la infancia, en la primera adolescencia o en adultos jóvenes. Además, las investigaciones indican que hasta un 10 % lo ha padecido alguna vez. En este blog se explicara en que consiste la tricotilomanía, las causas que lo conllevan a padecerlo y como lo podemos detectar, es decir, los síntomas que se pueden observar para poder detectarlo.
La tricotilomanía entra dentro de los trastornos compulsivos y consiste en arrancarse el propio pelo de manera impulsiva debido a una tensión que experimenta el sujeto. Este vello, puede ser arrancado por todas las partes del cuerpo, como por ejemplo, cabeza, brazos, pies o vello púbico. Los sujetos que lo padecen tienden a retorcer el pelo, como si jugasen con él, hasta que llega el momento donde sienten la necesidad de arrancarlo. En ocasiones, el sujeto tiende a ingerir dicho pelo arrancado y esta acción hace que la persona sufra de dolor abdominal, náuseas y vómito, además de estreñimiento, diarrea y flatulencias. Esta acción, con el paso del tiempo, va convirtiéndose en una especie de hábito, por lo que les cuesta abandonarlo. Además, este impulso hace que los pelos se vuelvan cada vez más débiles, por la cantidad de veces que se lo arrancan.
Algunas investigaciones afirman que las personas que padecen este trastorno tienen un desajuste neuroquímico a nivel cerebral, principalmente un déficit de serotonina. Entre los factores que influyen podemos encontrar determinados rasgos de personalidad como excesiva exigencia, perfeccionismo, sensibilidad, introversión, baja autoestima y falta de asertividad. Además, los profesionales apuntan que la obsesión por arrancarse el pelo se da en diferentes periodos de estrés, es decir, en exámenes, mudanza, alteración de la relación con los padres o con los iguales, etc. Dentro de estas situaciones de estrés, existen algunos momentos de alto riesgo para arrancarse el vello, como pueden ser ver la televisión, leer, hablar por teléfono, permanecer despierto en la cama o conducir.
El diagnostico de dicho trastorno no es fácil, puesto que los sujetos en la mayoría de las ocasiones intentan ocultarlo, sobre todo aquellos que son adultos. Sin embargo, según el DSM-5, hay una serie de criterios diagnósticos que nos pueden servir a la hora de detectar dicho trastorno, aunque no siempre se cumplen en su totalidad:
- Arrancarse el pelo de forma recurrente, lo que da lugar a su pérdida.
- Intentos repetidos de disminuir o dejar de arrancar el pelo.
- El hecho de arrancarse el pelo no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental.
- El hecho de arrancarse el pelo o la pérdida del mismo no se puede atribuir a otra afección médica.
- Arrancarse el pelo causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral, u otras áreas importantes del funcionamiento.
En este sentido, muchos de los sujetos con tricotilomanía, presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) como la compulsión de contar objetos, hacer comprobaciones, etc. Es por eso que algunos autores indican que la tricotilomanía se trata de un subtipo o variante de TOC. Sin embargo, una de las diferencias más claras que se pueden encontrar entre estos dos trastornos es que en el acto impulsivo de la tricotilomanía existe siempre una gratificación, aunque luego ello conlleve a un sentimiento de culpa, mientras que en el TOC nunca hay satisfacción.
Por otra parte, las consecuencias que puede conllevar este trastorno pueden ser tanto físicas como psicológicas. Entre las psicológicas se encuentran la baja autoestima, problemas en la sexualidad, el sentimiento de culpa por arrancarse el pelo y la mala relación con el entorno, entre otros. Respecto a las físicas podemos encontrar el aumento de tensión o estrés, la irritación de aquellas partes donde se arranca el pelo y el sufrimiento de ver dichas calvas.
Al ser un trastorno, los profesionales recomiendan acudir a terapia para poder tratarlo de manera más efectiva. No obstante, en casos más graves recomiendan combinar el tratamiento psicológico con el farmacológico.
Referencias bibliográficas
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