El sueño del bebe es un tema que preocupa especialmente a los padres, cada bebé es un mundo y no existe un libro de instrucciones con soluciones mágicas para conseguir que el bebé duerma toda la noche. Por otra parte, en los últimos años se han difundido diferentes prácticas (totalmente contrarias entre ellas) que dicen dar respuesta a todos los interrogantes que el sueño del bebé despiertas en los padres, más adelante expondremos lo que cada una de ellas explica.
Los bebes no nacen con un ritmo regular del sueño, estos duermen alrededor de 16-17 horas al día y se despiertan cada 1-3 horas. A partir de los 3 meses aparecen los ciclos de sueño que se mantendrán durante toda la vida, el sueño de movimientos oculares rápidos REM y el sueño de ondas lentas NO-REM. Aunque hay que tener en cuenta que el sueño del bebé no se organiza completamente hasta los 4 meses de vida y que cada bebe tiene su propio patrón de sueño y está influido por múltiples variables: si es más excitable o calmado, de la estimulación que recibe durante el día, de la fisiología especifica de su sueño, del tiempo que pasan con sus padres…
El sueño del bebé ha sido ampliamente tratado por diferentes profesionales y sin embargo no existen soluciones mágicas. Hace varios años apareció un método que parecía dar respuesta a la demanda de la mayoría de los padres, que sus hijos durmieran toda la noche solos. Nos referimos al método Estivill, que recoge en el libro “Duérmete niño”. Según este método los niños deben dormir solos y dormirse solos, en su habitación y con la luz apagada desde los 6 meses y dormir durante 11-12 horas seguidas. Si el bebé no cumple estos requisitos, el autor afirma que existe un trastorno del sueño y nos indica ciertas pautas para corregir este trastorno. Lo correcto según eta metodología sería dejarle en su cuna, es su habitación y dejar que se duerma solo. Si llorase deberíamos chequear que no fuera por ningún motivo físico, calor, sed, enfermedad… y si el niño sigue llorando los padres podrán acudir a la habitación durante unos tiempos pautados, pero sin tener contacto físico directo, sino para decirle alguna frase tranquilizadora y volver a abandonar la habitación. Este método ha sido ampliamente criticado, ya que no atiende las necesidades reales de los bebes en general y no tiene en cuenta las necesidades individuales de cada bebe en particular. Además de las necesidades fisiológicas, los bebes nacen indefensos y necesitan que sus necesidades afectivas sean también cubiertas. El proceso de dormir solo puede ser costoso, pero debe ser un proceso de aprendizaje en el que es fundamental el acompañamiento de los padres.
En el otro extremo, aparece la metodología de la crianza con apego. Esta metodología de crianza tiene en cuenta no solo el sueño del bebé, pero en este post será a la que hagamos referencia. El pediatra William Sears, es el autor de este concepto y propone un estilo de crianza basado en la cercanía y contacto físico continuos con el bebé. Este autor defiende el colecho como método para dormir, es decir que padres e hijo compartan cama, hasta que el niño de manera voluntaria quiera abandonar la cama de los padres y pida dormir solo.
En este punto se encuentran actualmente los padres, recibiendo información través de diferentes fuentes tan dispar. ¿Y cuál es la correcta? Esa es la cuestión que los padres deben plantearse. Quizá no se trata de una metodología u otra, sino que la mejor sea, la que le haga sentirse bien a nivel afectivo tanto a padres como a hijos. Es importante que los padres conozcan cuales son las peculiaridades del sueño infantil y poder cuestionarse la mejor opción para ellos desde unas expectativas realistas. A continuación, comentamos ciertas pautas apoyadas por la mayoría de especialistas y que se basan en medidas intermedias entre las anteriormente citadas:
Algo básico es establecer rutinas que introduzca al bebe en un estado de relajación, para ello es importante que la persona encargada de dormirle también se encuentre tranquila, que no se le estimule al bebé, hablar suave y despacio, que el cambio de pañal sea en el cuarto en el que dormirá, con poca luz y sin ruidos. Se pueden acompañar estos rituales con cuentos o canciones que se asocien con el sueño y no se usen en otros momentos. Las rutinas de sueño permiten al bebé vivir un aprendizaje que asocie esas rutinas placenteras con el momento del sueño. Los primeros meses son importantes el contacto físico, la voz, acunarle… pero más adelante la idea es ir ofreciéndole otros recursos que le ayuden a poder ir durmiéndose solo, como peluches, chupetes, trapitos con el olor de la madre… siempre respetando los ritmos del bebé, pero proporcionándole espacios en el que el bebé pueda tolerar momentos y espacios sin sus padres. Alrededor del primer año el sueño de los bebes cambia, reduciéndose el tiempo de sueño durante el día y alargándose los tiempos de sueño durante la noche. Dormirse solo en la cuna será un aprendizaje difícil para el bebé, pero el hecho de que sea difícil no supone que sea un cambio malo o que no pueda superar con la ayuda y acompañamiento de sus padres. Es habitual que los bebes en esta etapa sigan despertándose durante la noche, es importante que los padres acudan a su llamada y una vez que se haya calmado se vuelvan a marchar. El bebe mediante estas llamadas nocturnas pone en juego que ante su necesidad sus padres vayan a acudir y esto les da seguridad y les tranquiliza, pero también es importante no acudir inmediatamente y progresivamente ir aumentando ese tiempo, dándole la oportunidad de volver a dormirse por sí solo.
Sabemos que es un proceso difícil y que pone en juego la paciencia de muchos padres. Pero es importante que los pasos y decisiones que vayáis dando en este camino satisfaga las necesidades de vuestro bebé pero también en cierta medida las vuestras, ya que el mejor regalo para un hijo es unos padres emocionalmente estables.