Cuando recordamos habitualmente creemos revivir acontecimientos tal y como ocurrieron. Pero, ¿es esto así realmente? ¿Conocemos cómo funciona nuestra memoria?
A nivel anatómico la memoria no se localiza en una zona concreta de nuestro cerebro. Es decir, no existen zonas exactas en las que se localicen recuerdos específicos, sino que la memoria divide la experiencia en imágenes, sonidos, emociones etc., y cada una de ellas es almacenada en la zona del cerebro correspondiente; sonidos en el cortex auditivo o imágenes en el cortex visual por ejemplo. Después, el control superior es llevado a cabo por el hipocampo, siendo éste el que reagrupa todas las partes para crear un recuerdo completo (National Geographic, 2014).
Por otra parte, además de entender los correlatos neurológicos que subyacen a la memoria, es importante también saber que lo que recordamos no es necesariamente el resultado de la codificación original de un acontecimiento únicamente. De hecho, como el objetivo último de nuestro cerebro es buscar la supervivencia a toda costa, a veces para conseguirlo es capaz de sustituir la información que le falta por fantasías y confabulaciones. Oliver Sacks (2009) relató un ejemplo de este fenómeno vivido en primera persona; Él aseguraba recordar cómo cuando era pequeño y estando jugando en el jardín de su casa, pudo presenciar un bombardeo en el que se veían trozos de metal estallando por el aire. Al compartir este hecho con su hermano mayor, éste le aclaró que lo que él creía recordar era realmente un falso recuerdo. Oliver no pudo presenciar el bombardeo ya que en ese momento se encontraba con su hermano mayor, ambos fuera de peligro. Lo que Oliver recordaba era producto de lo que su mente había construido a partir de una carta que les envió un familiar relatando el bombardeo con todo detalle.
Con esto podemos deducir que nuestra memoria no es de fiar y que se puede ver manipulada para crear falsos recuerdos. Este fenómeno puede ocurrir de manera espontánea (cuando son los propios mecanismos internos los que manipulan la memoria) o implantada (resultan de la exposición de una persona a información engañosa, estando por tanto influida por el contexto social) (Menor y Carnero, 2013). Esta última cobra gran importancia en los peritajes psicológicos y durante la obtención de pruebas testimoniales. Tanto es así que se ha visto que la manera de hacer preguntas durante los interrogatorios puede influir en la creación de falsos recuerdos, ya que inconscientemente pueden sugerirse respuestas que luego conformen el testimonio sobre el delito en cuestión. Lo más preocupante es que estudios recientes han demostrado que los falsos recuerdos son más resistentes al olvido que los recuerdos verdaderos (Mojardín-Heráldez, 1999).
Como conclusión hemos podido comprobar que nuestra memoria no es de fiar, ya que no funciona como una cámara fotográfica. Para nuestro cerebro parece ser más importante contarnos una historia consistente que una historia verdadera. Sin embargo, ¿existe alguna forma de detectar los falsos recuerdos?
Uno de los experimentos que se realizó al respecto intentó hallar la respuesta, reuniendo para ello una muestra a la que se le leyó una lista de palabras que más tarde debería recordar. Mediante la prueba PET se comprobó que se activaban prácticamente las mismas zonas cerebrales tanto al recordar palabras de la lista como palabras falsas. Sin embargo, solo cuando recordaban palabras que sí aparecían en la lista y por tanto habían escuchado previamente se activaba el cortex auditivo (National Geographic, 2014). ¿Puede entonces comprobarse si un recuerdo es verdadero o falso estudiando la activación cerebral? Aunque parece haber resultados esperanzadores como los de el estudio presentado, aún tendremos que esperar a que nuevos estudios aclaren este enigma…
Referencias:
Menor, J. y Carnero, S. (2013). La importancia de la fuente de contagio en la formación de falsos recuerdos. Revista iberoamericana de psicología y salud, 4(1), 77-91.
Mojardín-Heráldez, A. (1999). Creación de falsos recuerdos durante la obtención de pruebas testimoniales. Revista Jurídica AEQUITAS, 35.
National Geographic. (2014). Anatomía de la memoria y falsos recuerdos [Video]. Dailymotion. https://www.dailymotion.com/video/x1zbusq
Oliver Sacks. (2009). Falsos recuerdos [Video]. Dailymotion. https://www.dailymotion.com/video/x9cbzl
Me gusta mucho el planteamiento para abrir el abanico al desconocido mundo de los puntos de activación y neuroplasticidad.
Puede ser entonces que las personas mentirosas memorizan solo fantasias y no recuerdos reales??
Buenas, Maite,
Muchas gracias por comentar. La verdad es que es una pregunta muy interesante. En ese caso habría que diferenciar entre una conducta de mentir “no patológica” y lo que se denomina “pseudología fantástica”. Es en esta segunda en la que las personas llegan a creerse sus mentiras y crean una realidad paralela, y esto se considera patológico. En otros casos, hay mentiras impulsivas que, a base de reformular o rehacer la historia, la persona puede llegar a creerse, por no diferenciar mentira y realidad.
Gracias por tu interacción!