El juego patológico

El juego es una tarea agradable que se aprende durante la infancia y que apoya al desarrollo social y madurativo, pero cuando pierde este contexto y el carácter pedagógico, puede convertirse en un problema. En el momento en el que las apuestas y los juegos de azar ocupan todos los pensamientos, y se pierde el control del tiempo y del dinero, el juego se convierte en algo arriesgado para la persona que lo realiza y las personas que le rodean. Se convierte en problemático cuando se descuida y se pone en peligro a la familia, el trabajo, los bienes materiales o inmuebles, etcétera.

Se trata de una actividad económica en la que, por lo general, se apuesta dinero, esperando beneficios mayores que lo ya invertido, y que no depende de las capacidades personales, sino del azar. Progresivamente se pierde la capacidad de decidir cuánto, cómo y cuándo jugar o apostar, empezando como una forma de entretenimiento que, si se repite, puede conllevar muchas consecuencias negativas, ya que se convierte en una completa prioridad en la vida de la persona, que no puede resistir el impulso de jugar a pesar de los problemas que el juego pueda estar ocasionando.

Lo que determina que el juego sea patológico es la capacidad de la persona para controlar voluntariamente su implicación, pero por lo general, la percepción  sobre la propia capacidad de jugar puede estar alterada, lo que se conoce como ilusión de control.

Se trata de un trastorno que antes se incluía en el DSM (Manual de Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales) dentro de un apartado relacionado con el control de los impulsos, que, aunque siga teniendo mucho que ver, ahora se incluye dentro del apartado de trastornos relacionados con sustancias y otras adicciones por las similitudes encontradas entre los procesos de dependencia a sustancias y el juego. Esto se explica porque se han encontrado síntomas de dependencia psicológica, tolerancia y abstinencia similares a los que ocurren en las adicciones a sustancias.

Es importante resaltar que el juego patológico no es un vicio, se trata de una adicción que puede llegar a anular la voluntad de quien la ha adquirido.

 

 

¿Cómo saber si tengo juego patológico?

El juego provoca un malestar significativo, y si te identificas con las siguientes afirmaciones puede ser que estés ante un problema de juego patológico:

  1. ¿Necesitas apostar cantidades de dinero cada vez más elevadas para conseguir la excitación deseada?
  2. ¿Sientes nerviosismo o irritación en los intentos por reducir o abandonar el juego?
  3. ¿Has realizado esfuerzos repetidos para controlar, reducir o abandonar el juego, siempre sin éxito?
  4. ¿Tienes la mente ocupada a menudo en las apuestas, por ejemplo, reviviendo en la imaginación experiencias pasadas o planificando la próxima apuesta?
  5. ¿A menudo apuestas cuando sientes desamparo, culpa, ansiedad o depresión?
  6. Tras perder dinero en las apuestas, ¿sueles volver otro día para intentar “recuperar” las pérdidas?
  7. ¿Mientes para ocultar tu grado de implicación en el juego?
  8. ¿Has puesto en peligro o has perdido alguna relación importante, un empleo o una carrera académica o profesional a causa del juego?
  9. ¿Cuentas con otras personas para obtener dinero y aliviar la situación financiera desesperada provocada por el juego?

Si te identificas con estas cuestiones, estás a tiempo de pedir ayuda, te animo a ello.