Las estrategias de afrontamiento se podrían definir como habilidades desarrolladas para poder enfrentar una situación estresante. Concretamente estas estrategias tienen una función reguladora porque desempeñan un papel importante para mediar entre las experiencias estresantes a las que están sometidas las personas y los recursos personales o sociales con los que cuentan para hacerle frente a las posibles consecuencias que se derivan para la salud física y psicológica de las personas.
En la actualidad el ejercicio físico es tomado en cuenta como un elemento complementario para el tratamiento de la ansiedad. Sobre este tema Lindegar y otros autores, decidieron comprobar los efectos del deporte como una estrategia para lidiar con el estrés y la ansiedad, para esto realizaron un estudio sobre un grupo de 69 pacientes a los que se recomendó llevar a cabo un programa de entrenamiento físico de 18 semanas dirigido por un entrenador. Al finalizar el período indicado, dividieron a los participantes en tres grupos, los que no habían seguido el programa, los que lo siguieron parcialmente y los que lo cumplieron en un alto grado, los resultados mostraron que estos dos últimos grupos habían disminuido de forma significativa la sintomatología asociada a la ansiedad respecto a los que no siguieron el programa (Guerra Santiesteban et al., 2017).
La práctica deportiva de forma reiterada, al incidir sobre el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) lo prepara mucho mejor para poder responder ante los estímulos que pueden generar repuestas de ansiedad, este sistema es capaz de regular funciones corporales básicas como por ejemplo la presión arterial o la frecuencia cardiaca. El Sistema Nervioso Autónomo se divide en dos ramas principales, la rama simpática la cual participa en las respuestas de lucha y huida cuando las personas experimentan las situaciones denominadas como estresantes y la rama parasimpática que participa en el descanso entre otras funciones.
El deporte funciona como una estrategia de afrontamiento para los síntomas de la ansiedad gracias a que principalmente genera un equilibrio en las ramas del SNA, produciendo una respuesta más eficiente del cuerpo tanto a nivel físico como cognitivo ante las situaciones denominadas como estresantes. De forma específica el ejercicio mejora la capacidad de la rama simpática para activarse de una manera controlada cuando sea necesario, como en situaciones que requieren atención o alerta. En el caso del sistema parasimpático facilita una recuperación más rápida y eficiente para que el organismo pueda volver a un estado de calma. Es importante señalar que el ejercicio físico incrementa la producción de neurotransmisores y hormonas, como pueden ser la serotonina, la dopamina y las endorfinas, por esta razón genera una mejora de la sensación de bienestar que experimenta el individuo y la capacidad para la regulación emocional.
En resumen, el deporte no solo tiene efectos sobre la salud del sistema cardiovascular, los músculos y huesos del cuerpo, sino que también genera un amplio aumento de la capacidad del sujeto para responder de forma adaptativa a las situaciones que pueden estar generando ansiedad. Como recomendación final remarcar que tanto los niños, como adolescentes y adultos, deben mantenerse activos para que de esta forma puedan disponer de un mayor número de herramientas para responder ante la situación de ansiedad.
Referencias:
Guerra Santiesteban, J. R., Gutiérrez Cruz, M., Zavala Plaza, M., Singre Álvarez, J., Goosdenovich Campoverde, D., & Romero Frómeta, E. (2017). Relación entre ansiedad y ejercicio físico. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 36(2), 169-177.
Márquez, S. (2006). Estrategias de afrontamiento del estrés en el ámbito deportivo: fundamentos teóricos e instrumentos de evaluación. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6(2), 359-378.
Navlet Salvatierra, M. D. R. (2012). Ansiedad, estrés y estrategias de afrontamiento en el ámbito deportivo: Un estudio centrado en la diferencia entre deportes.