Tal como indica su nombre, el duelo es una de las batallas más potentes que atraviesan las personas a nivel psicológico. Esa lucha entre la pérdida y el perdurar, entre el cambio y la costumbre, sumerge a la persona en un malestar que tiene como objetivo la adaptación a la nueva situación; es decir, el duelo no deja de ser una estrategia psicológica de adaptación al cambio.
Como es de conocimiento popular, no se limita a la muerte, sino que abarca una amalgama de situaciones. En el caso del duelo en adultos mayores, aunque la pérdida del círculo social y familiar sí que es algo significativo a tener en cuenta, también nos enfrentamos a cambios significativos que van sucediendo con la edad, como la pérdida de autonomía, el deterioro de la salud, la transformación de roles sociales y la modificación de las expectativas que se tenían sobre la vida. Supone un gran desafío, no solo por el duelo, sino porque muchas de las estrategias o facilidades psicológicas que puede tener la persona también pueden verse afectadas por el cambio natural: autoestima, reducción de los apoyos emocionales, objetivos vitales…
Al igual que cada persona es única, la manera de experienciar los procesos psicológicos también. Y así ocurre con el duelo en los adultos mayores. Aun así, también hay que tener en cuenta las características comunes con las que cuenta la persona mayor, como sería la dificultad de acceder a redes de apoyo emocional y social, o la tendencia a favorecer la reserva emocional, lo que potencia la internalización del dolor en estas personas. La idea del adulto mayor que prefiere reflexionar por su cuenta sobre la pérdida o que se basa en los recuerdos, no deja de ser una muestra de ésta idea que potencia el aislamiento.
Es importante atender a las características que nos puedan indicar que el adulto mayor está atravesando por un duelo complicado. La más importante a señalar es el estado de tristeza persistente e intenso, unidos a una sensación de nostalgia. El aislamiento social, la negación de la pérdida o los cambios físicos (hábitos alimenticios, de sueño o de autocuidado entre otros) son señales de que el adulto mayor está atravesando un duelo complicado.
Hay 4 pasos que son importantes en el proceso de recuperación de estas personas:
- Aceptar la realidad de la pérdida.
- Trabajar en las emociones de dolor y de pérdida.
- Adaptarse a la nueva situación teniendo en cuenta la pérdida.
- Recolocar emocionalmente la pérdida.
Las estrategias que van a ayudar a la persona a consecutirlo son:
- Recurrir a las redes de apoyo.
- Construir un proyecto de vida que ayude a dar sentido a la vida de la persona.
- Acudir a pedir ayuda terapéutica que ayude a atravesar por ese momento sin quedarse atascado en el proceso de duelo.