Casi dos semanas después del desastre natural ocurrido en las zonas de Valencia y Málaga, somos muchos los que nos encontramos en la situación de tener que vivirlo a la distancia. Sin menospreciar el sufrimiento de las personas afectadas, ni el de aquellas que están prestando ayuda en esos mismos lugares, la exposición a dicho sufrimiento también pasa factura a nuestra salud mental. De hecho, es probable que en los últimos días hayamos notado: dificultad para dormir o una disminución en nuestro descanso diario, necesidad de aislarnos, irritabilidad o tristeza constantes a las que no les encontramos explicación e incluso puede que nos hayamos notado fatigados emocionalmente.
En esta era de la conexión, plagada de canales de difusión de información, tendemos a saciar la constante necesidad de mantenernos informados/as. Esta exposición constante a información traumática se relaciona con el aumento del riesgo a padecer estrés y ansiedad. Es por eso que debemos recordar lo siguiente: “a veces hay que tomar distancia para cuidar nuestra salud mental”. Para ello se recomienda tomar acciones como:
. Limitar el tiempo en el que nos exponemos a la información.
. Desconectar de nuestras tan amadas redes sociales, realizando actividades que nos resulten relajantes o nos distraigan.
. Procurar informarnos a través de canales que utilicen texto o audio en caso de que nos veamos afectados por las imágenes impactantes.
Otro mensaje que debe calar en nosotros es el siguiente: “no somos menos solidarios por no tener información actualizada de cada momento”. Cuidar de nuestra salud mental manteniendo las distancias no nos hace insensibles a ello, todo lo contrario. Muestra que nuestra sensibilidad y capacidad de empatía es tal que, para evitar desbordarnos emocionalmente y procesar lo que ya sentimos, necesitamos nuestro tiempo y espacio. Es más, para ayudarnos en nuestro proceso, podemos acudir a hablar sobre estos temas con personas que consideramos de nuestra confianza. De esta manera, todas las partes implicadas en la conversación podremos compartir nuestras cargas.
Cuando mantenemos el equilibrio entre mantenernos informados/as y la protección emocional, tenemos la energía necesaria para ofrecer apoyo y fomentar la resiliencia en aquellas personas que lo necesitan.