¿Cómo eliges a tu pareja? Según la psicología…

¿Alguna vez os habéis preguntado cómo elegimos a nuestras parejas? La realidad es que son diversos los factores determinantes en este proceso, pero sin duda uno de los más importantes son nuestras experiencias de la infancia. Las primeras interacciones con nuestros familiares y las vivencias tempranas, tienen un gran impacto en la manera en la que nos relacionamos en la adultez. La forma en que vemos a nuestros padres interactuar, el afecto que recibimos y cómo somos tratados, influye en lo que buscamos y esperamos en nuestras relaciones románticas. Los patrones de comportamiento y los roles que observamos en casa moldean nuestra comprensión de cómo deben ser las relaciones de pareja y cómo desempeñar diferentes roles en ellas.

Desde una edad temprana, somos testigos de las dinámicas de relación que ocurren en nuestro hogar. Observamos cómo nuestros padres interactúan, cómo se comunican y cómo expresan amor y afecto entre ellos. Estas experiencias familiares dejan una marca profunda en nuestra percepción del amor y las relaciones. De manera casi imperceptible, internalizamos estos modelos de comportamiento, creando así un marco de referencia para nuestras futuras relaciones románticas y aprendemos sobre el amor y sobre cómo deberían ser las relaciones.

Además, no todas las experiencias familiares son positivas. Para algunos, la infancia puede estar marcada por el abuso, la negligencia o la falta de afecto. Estas malas experiencias pueden tener un impacto duradero en la capacidad de estos niños para establecer relaciones saludables en la adultez, y suelen enfrentarse a desafíos únicos en la búsqueda de pareja. Es común que busquen inconscientemente parejas que reflejen las figuras parentales con las que están familiarizados, incluso si esto significa recrear patrones dañinos. Este fenómeno, conocido como compulsión a la repetición, nos impulsa a buscar familiaridad en nuestras relaciones, aunque esto pueda llevarnos a resultados negativos. El trauma infantil también puede influir en nuestra capacidad para confiar en los demás, lo que nos lleva a elegir parejas que refuercen nuestras creencias negativas sobre el amor y la intimidad. Este ciclo de desconfianza puede perpetuarse, resultando en relaciones insatisfactorias y disfuncionales.

A menudo, resulta difícil liberarse de un pasado restrictivo;  especialmente en lo que respecta a nuestras relaciones amorosas. Cuando hablamos de relaciones, es importante abordar la influencia que puedan tener nuestras experiencias infantiles en la elección de pareja. . La terapia ofrece un espacio seguro para explorar las heridas de la infancia y para comprender cómo estas experiencias han moldeado nuestras dinámicas actuales. Al tomar conciencia de estos patrones, podemos trabajar para sanar y construir relaciones más saludables y satisfactorias en el futuro.

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