CEREBRO Y AMOR

¿Qué es el amor? ¿Por qué nos enamoramos? ¿Cuáles son los procesos cerebrales que nos llevan a sentirlo?

El amor es una emoción social, que al igual que los celos, la envidia o la empatía, surge de un contexto social determinado y necesita del análisis de terceros para ser entendido apropiadamente (Chóliz y Gómez, 2002).  Aunque hay varias formas de sentir amor (parental, fraternal, amistad etc.), en este artículo nos centraremos en el amor romántico, y en concreto, en los cambios cerebrales que se dan en la fase del enamoramiento.

Ortega y Gasset (1939) se refería al enamoramiento como “un estado de imbecilidad transitoria” o “un estado de miseria mental en el que la vida de nuestra conciencia se empobrece, se estrecha y paraliza”. Aunque ésta es una concepción bastante negativista, lo cierto es que el enamoramiento acarrea cambios emocionales y cognitivos, que aunque son de carácter transitorio, pueden llegar a tener mucha repercusión en nuestro día a día. Entre ellos, encontramos: alteraciones perceptivas, atencionales, ejecutivas, aumento de hiperactividad e impulsividad o síntomas somáticos como trastornos del sueño, alteraciones de la ingesta o trastornos neuroendocrinos/neuroquímicos.

Muestra de estos efectos es que cuando estamos enamorados, tendemos a ver a nuestras parejas más bellas de lo que realmente son. De hecho, los experimentos que han analizado este fenómeno han podido constatar que cuando enseñas tres fotos de su pareja a alguien enamorado, una foto real y dos versiones mejoradas (aumentando la simetría facial mediante photoshop), estos escogen la foto más retocada como la más asociada a la imagen de su pareja. En cambio este fenómeno no ocurre cuando presentamos fotos de familiares o amigos. De la misma manera, cuando nos enamoramos el foco atencional se centra en esa persona, desatendiendo por tanto al resto del entorno. Nuestra capacidad de planificar también se ve mermada debido a la inhibición de los lóbulos frontales.  

Para entender cómo pasa el amor de ser una emoción visceral a un sentimiento complejo, es necesario hacer un recorrido por las áreas corporales y cerebrales involucradas en este proceso. William James definía las emociones como “una respuesta a las experiencias y estímulos del entorno, a partir de la cual el sistema nervioso autónomo crea respuestas fisiológicas (tensión muscular, lagrimeo, aceleración cardio-respiratoria…)”. Es entonces cuando el nervio vago recoge todas las sensaciones de los biomarcadores abdominales y torácicos, los transporta a través del tronco del encéfalo y terminan en el  cerebro, donde se cognitivizan. A modo de resumen podemos fijarnos en la siguiente imagen:

Por lo tanto, cuando nos enamoramos, se envía una señal de alarma al hipotálamo haciendo que las glándulas suprarrenales produzcan un aumento de cortisol, adrenalina y noradrenalina, lo que a su vez genera un aumento en el ritmo cardíaco, tensión arterial, aumento del nº de glóbulos rojos, liberación de azúcares y grasas, y aumento de capacidad muscular. Es por eso que el amor podría ser considerado un tipo de estrés positivo, ya que en ambos se sigue un proceso similar. La sintomatología que produce se puede clasificar en:

Sintomatología física:

  • Temblor y sudoración
  • Palidez o ruborización
  • Tartamudeo
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Insomnio
  • Pérdida de apetito

Sintomatología psicológica:

  • Pensamientos intrusivos
  • Pérdida de control de las emociones
  • Comportamiento obsesivo
  • Impulsividad
  • Cambios de humor repentino
  • Distorsión de la realidad (magnificación)
  • Dependencia de la relación
  • Ansiedad
  • Síndrome de abstinencia

Todos estos cambios surgen como consecuencia de un incremento de neurotransmisores, tales como; adrenalina, noradrenalina, dopamina, oxitocina, cortisol, vasopresina, endorfinas y serotonina.

Como curiosidad, el experimento denominado “Neuronal basis of romantic love” examinó mediante resonancia magnética funcional el cerebro de personas enamoradas y lo que ocurría al ver una foto de su pareja durante 5 segundos. Lo que se vio fue que aumentaba el gasto metabólico en el cíngulo anterior, cerebelo, ínsula, nucleo caudado y putamen (las dos zonas dopaminérgicas involucradas en la producción del placer) y disminuía el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal dorsolateral y lóbulo temporo-parieto-occipital. Además, pudo verse mediante EEG, que el cerebro de las personas enamoradas tendía a sincronizarse entre sí.

Después de haber analizado los cambios corporales y neuronales que produce el amor, podemos entender un poco mejor qué es lo no que nos ocurre y por qué nos sentimos así cuando comenzamos una relación. Sin embargo, ¿cuánto dura este proceso? ¿Tiene fecha de caducidad? La profesora Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell en Nuevo York, quiso dar respuesta a esta incógnita y afirmó que los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses. Fundamentó esta afirmación en un estudio que realizó al entrevistar a 5000 personas de 37 culturas diferentes, concluyendo que la pasión tiene un tiempo de vida de 900 días de media. ¿Quiere esto decir que el amor únicamente dura 2 años y medio? No exactamente. Aunque la fase de pasión parece tener un tiempo límite, esa no es la única etapa del amor:

ETAPA DE AMOR PASIONAL

Caracterizada por apareamiento y gratificación sexual (participan los estrógenos y andrógenos). Se da un amor ideal en todos los sentidos: no existen los defectos, se minimizan y compensan con las virtudes. Todo es maravilloso y cada momento común está lleno de felicidad. Existe una gran idealización. 

ETAPA DE AMOR ROMÁNTICO

Caracterizado por euforia, obsesión, focalización (chute de dopamina, noradrenalina y serotonina). Con el tiempo la relación se complica, se entra en una segunda fase de más acercamiento. Ahora sí que es necesario decidir sobre asuntos de presente y futuro (compromiso). Paralelamente, se ha alcanzado un grado de conocimiento mayor sobre la otra persona; se conocen las virtudes, los defectos, las reacciones, las formas de comportarse, los detalles, los comportamientos en casos extremos. La idealización ha acabado y la relación es más realista. 

ETAPA DE APEGO

Donde prima el sentimiento de calma, paz y seguridad (mediado por oxitocina y vasopresina). Es una fase de madurez, vida en común y compromiso de pareja estable y sin caducidad. Existen problemas que hay que solventar. Se aprende a vivir con aquellos defectos que más molestan. El conocimiento mutuo es casi completo. Se convierten en compañeros de vida y el cariño prevalece sobre todo lo demás. La pasión se reduce y la compañía aumenta. 

Por tanto, podemos ver que en el amor no todo es pasión y explosión de neurotransmisores. El amor evoluciona, al igual que lo hacen nuestros procesos neuroquímicos. De igual modo, cuando el amor termina y pasamos por una etapa de desamor, nuestro cuerpo sufre cambios muy característicos. De hecho, ocurre un efecto parecido al síndrome de abstinencia de las drogas: mareos, nauseas, sensación de opresión en el pecho, dificultades respiratorias, cefaleas, nerviosismo, insomnio, pérdida de apetito, tristeza, pensamientos obsesivos etc. Al haber acostumbrado a nuestro cerebro a que segregue dopamina y noradrenalina al estar con nuestra pareja (las cuales producen un estado de euforia por sus efectos similares a los de las anfetaminas), cuando esto cesa nuestro cerebro crea reacciones inversas como las mencionadas. Incluso se ha hablado de la “cardiomiopatía de TAKO-TSUBO”, caracterizada por arritmias que les ocurren a enamorados que han sido rechazados. ¿Será esta la base de la famosa frase “me han roto el corazón”? 

Referencias:

Chóliz, M. y Gómez, C. (2002). Emociones sociales II (enamoramiento, celos, envidia y empatía). En F.Palmero, E.G: Fernández-Abascal, F. Martínez y M. Chóliz (eds.), Psicología de la Motivación y Emoción (pp. 395-418). Madrid: McGrawHill 

Espert, R. (Noviembre 13, 2020). Neuropsicología del Enamoramiento (sesión de conferencia). https://ca-lti.bbcollab.com/collab/ui/session/playback

2 comentarios de “CEREBRO Y AMOR

  1. Angela dice:

    ¡Pero cuanta sabiduría tiene la experiencia!
    Mi madre siempre dice, que sabrás que estás enamorada cuando eches en falta lo que no te gusta de la otra persona.

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