En esta entrada trato de resumir muy brevemente algunos de los trastornos que pueden sufrir las mujeres tras el parto, centrándome en tres:
Tristeza postparto o Baby Blues
Es una alteración del estado de ánimo, caracterizado por labilidad emocional, tristeza, tendencia al llanto e irritabilidad. Y suele aparecer en los primeros 10 días tras el nacimiento del bebé, sobre todo entre los dos y cuatro primeros días. Y suele darse una remisión espontánea a partir de dos semanas post parto. Entre las posibles causas se encuentra el cambio hormonal tras el parto en la progesterona y cortisol. Además de cambios en el área social y familiar (Mason y Goulden, 2004).
Factores de riesgo
Dentro de los factores de riesgo entran síntomas y episodios depresivos durante el embarazo, sucesos estresantes, cesáreas, ansiedad, hipocondriasis, síndrome disfórico premenstrual, historia óbitos y alteración del sueño (Martínez et al., 2001).
Depresión postparto
En este caso se trata de un episodio de depresión mayor que sucede postparto. Suele aparecer en el primer mes, y dura al menos dos semanas. Se caracteriza por un estado de ánimo deprimido, anhedonia, alteraciones del peso y sueño, agitación o retardo psicomotor, fatiga, sentimientos de inutilidad, culpa, incapacidad para tomar decisiones, capacidad de pensar y de concentrarse disminuidas y posible pensamiento de muerte o ideación suicida (Evans et al., 2003).
Factores de riesgo
Como factores de riesgo se hallan haber padecido antecedentes de trastorno depresivo mayor, ansiedad, síndrome disfórico premenstrual, depresión durante embarazo o en gestas previas, haber vivido eventos estresantes, complicaciones obstétricas gestación, embarazo no deseado, falta de una red de apoyo familiar, mala relación pareja, problemas económicos, abortos, hipotiroidismo, dificultad en la lactancia, que el bebé tenga alguna enfermedad (Meléndez et al., 2017).
Para el diagnóstico se siguen los criterios del DSM-V para la depresión mayor. Y los síntomas suelen ser: llanto persistente, ansiedad, ataques de pánico, irritabilidad, dificultad para establecer vínculo adecuado con el recién nacido, sobreprotección al bebé, conductas obsesivas y negativas hacia el bebé (Ampudia, 2020).
Para su evaluación suele ser utilizada la Escala de Depresión Postparto de Edimburg. También se debe hacer un buen diagnóstico diferencial. Para el tratamiento se recomienda la terapia cognitivo conductual o interpersonal junto a un abordaje psiquiátrico (Fernández Vera et al., 2014).
Psicosis postparto
Suele tener un inicio súbito, con alteraciones de la conducta y del contenido del pensamiento, lo cual se puede manifestar por alucinaciones y delirios. Dependiendo del tipo de alucinaciones es un trastorno que puede provocar riesgo para la vida de la madre y del bebe. Cabe destacar que es más común en el primer embarazo de la mujer (Medina-Sardán, 2013).
Factores de riesgo
Tener antecedentes personal o familiar de trastornos afectivos, sobre todo trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, psicosis postparto en embarazos previos, eventos estresantes o complicaciones obstétricas durante la gestación (Medina-Sardán, 2013).
En el DSM-V cuenta como forma severa de Depresión mayor o como inicio de trastorno psicótico. Un alto porcentaje tiende a un diagnóstico de trastorno bipolar o esquizofreniforme (Delgado, 2016).
Los síntomas suelen ser alteraciones del sueño y de la conducta, ansiedad, cambios bruscos de estado de ánimo, irritabilidad, hostilidad, confusión, pensamiento y lenguaje desorganizado, alucinaciones y diferentes tipos de delirio, pudiendo llevar a suicidio o infanticidio.
Se debe realizar diagnóstico diferencial con depresión postparto, trastorno bipolar, trastorno obsesivo compulsivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme y depresión mayor con rasgos psicóticos (Villanea, 2018).
Estos son unos de los trastornos mentales que pueden aparecer tras el parto. Es importante observar si hay cambios de humor, de conducta, de sueño o de pensamiento. Si se da el caso se debe acudir a algún especialista por el bienestar de la madre y del bebé.
Citas
Ampudia, M. K. M. (2020). Depresión postparto en atención primaria. Revista Médica Sinergia, 5(02), 355-355.
Delgado, M. M. (2016). Depresión postparto y tratamiento. Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica, 73(620), 511-514.
Evans, G., Vicuña, M., & Marín, R. (2003). Depresión postparto realidad en el sistema público de atención de salud. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 68(6), 491-494.
Fernández Vera, J. K., Iturriza Natale, A. T., Toro Merlo, J., & Valbuena, R. (2014). Depresión posparto valorada mediante la escala de Edimburgo. Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, 74(4), 229-243.
Martinez, R., Johnston-Robledo, I., Ulsh, H. M., & Chrisler, J. C. (2001). Singing “the baby blues”: A content analysis of popular press articles about postpartum affective disturbances. Women & Health, 31(2-3), 37-56.
Mason, M. A., & Goulden, M. (2004). Marriage and baby blues: Redefining gender equity in the academy. The Annals of the American Academy of Political and Social Science, 596(1), 86-103.
Medina-Serdán, E. (2013). Diferencias entre la depresión postparto, la psicosis postparto y la tristeza postparto. Perinatología y reproducción humana, 27(3), 185-193.
Meléndez, M., Díaz, M., Bohorjas, L., Cabaña, A., Casas, J., Castrillo, M., & Corbino, J. (2017). Depresión postparto y los factores de riesgo. Salus, 21(3), 7-12.
Villanea, C. F. (2018). Psicosis postparto. Revista Médica Sinergia, 3(08), 7-12.