Los trastornos de la personalidad, consisten en una serie de patrones permanentes desadaptivas, que determinan la manera de interactuar con el mundo que le rodea, en sus afectos y en la manera de llevar las relaciones interpersonales. Estos pueden llevar a un malestar, ya que pueden traer consecuencias en distintas áreas de la vida. (American Psychiatric Association, 2013.)
El trastorno de personalidad narcisista pertenece al grupo B de los trastornos de la personalidad. La personas que padece esto, se adjudica una importancia excesiva en sus logros y están caracterizados por tener fantasías de grandeza y de éxito. Suele mostrar un comportamiento arrogante o de superioridad. Tiene una necesidad constante de admiración, siendo muy sensible a la evaluación de los demás y explotan las relaciones interpersonales para reforzar sus propios intereses. Carece de empatía para reconocer los sentimientos y las necesidades de los demás, además de sentir envidia de los demás o creer que los demás le tienen envidia (American Psychiatric Association, 2013). En el aspecto cognitivo, muestra un alto nivel de vigilancia hacia los demás, una excesiva desconfianza interpersonal y no tiene un sentido de identidad o un “yo” muy fuerte. Las estrategias que utiliza son la competición, la manipulación, el uso de los demás y el saltar las reglas o normas socialmente aceptados para conseguir sus propósitos (Davis, 2005).
Dadas estas características, el narcisista busca constantemente satisfacer su necesidad de reconocimiento, pero cuando esos objetivos se vuelven fuera del alcance de las posibilidades de su realidad y es incapaz de satisfacer sus necesidades de reconocimiento, puede llegar a padecer trastornos del ánimo o ansiedad. El narcisista no acude a terapia para “curarse de la personalidad narcisista” ya que la persona rara vez se reconoce como tal, sino para tratar otros aspectos específicos que no marchan bien en su vida o están afectando en su calidad de vida. Otras veces, son las personas de su entorno que le empujan a que buscar ayuda ya que son quienes sufren las consecuencias de esto. Por esto, la intervención debe darse desde otra perspectiva (Caballo, 2001).
La intervención
En la intervención, se suelen establecer objetivos muy específicos que suelen estar relacionados con este trastorno como la depresión, los problemas para relacionarse con los demás, los problemas laborales, los problemas en la relación de pareja, las dificultades en la gestión emocional, los consumos, etc., es decir, desde la intervención en conductas más concretas ya que es poco realista buscar cambiar por completo el patrón narcisista. Mediante esa aproximación, se buscara trabajar algunos aspectos disfuncionales de la personalidad que no le dejan operar de forma adecuada en su vida diaria. En la terapia, se busca evaluar las creencias narcisistas, establecer metas realistas, aumentar la responsabilidad de las propias conductas, que la persona adquiera empatía aumentando la sensibilidad a los sentimientos de los demás, trabajar la reciprocidad hacia los otros, trabajar en identificar aspectos que tienen en común con los demás y desarrollar expectativas más realistas (Beck y Freeman, 1990).
Referencias
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM 5 ): American Psychiatric Association
Beck, A. T., Freeman, E., & Associates (1990). Cognitive Therapy of Personality Disorders. London The Guilford Press.
Caballo, Vicente (2001). Tratamientos cognitivo-conductuales para los trastornos de la personalidad. Psicología Conductual, 9(3), 579-605
Davis, D (2005). El trastorno narcisista de la personalidad. En A.T. Beck, A. Freeman, D.D. Davis y otros (Autores). Terapia cognitiva de los trastornos de personalidad (pp. 275-304). Buenos Aires: Paidós Ibérica.