El divorcio es una realidad familiar que se da con bastante frecuencia en nuestro país. Los últimos datos indican que en el 2018 fueron 99.440 parejas las que decidieron interrumpir su convivencia. En cuanto a las separaciones de las parejas con hijos en común la custodia recayó en la madre en un 61,6% de los casos, en un 33.8% fue compartida y tan solo 4,2% fue otorgada al padre. Esta situación supone que las familias sufren un cambio en su estructura básica, en ocasiones con la perdida de alguna de las figuras y en otras ocasiones incluso con la incorporación de nuevas.
Existen numerosas investigaciones intentando clarificar cuales pueden ser las consecuencias del divorcio en los hijos, pero no existen conclusiones absolutas. Existen muchísimas variables que afectan de manera variable: situación previa en el hogar, conflictividad pasada y presente de los padres, edad de los hijos, cambio de condiciones de vida tras el divorcio…
Las reacciones emocionales de los niños ante el divorcio aparecerán de diferente forma dependiendo de la edad del niño. Los niños de 0 a 2 años perciben rápidamente los cambios dados en el ambiente. Ha esta edad la ausencia de uno de sus progenitores puede causar mucha angustia ante el desconocimiento de saber si volverá o no. Pueden aparecer episodios de llanto, irritabilidad y alteraciones en el sueño y alimentación.
De 2 a 6 años pueden aparecer conductas regresivas como volverse a hacer pis en la cama, chuparse el dedo, querer dormir con los padres… además pueden aparecer rabietas, miedos, dificultad para separarse de los padres y quejas somáticas (dolores de tripa, dolor de cabeza…). Es una etapa en la que se muestran muy egocéntricos y probablemente harán muchas preguntas, ellos tienden a pensar que todo lo que ocurre a su alrededor tiene relación con ellos, por lo que pueden sentir culpabilidad por la separación.
De 7 a 12 pueden seguir apareciendo algunas de las situaciones antes citadas pero además son características de esta edad: conductas de recriminación a los padres, conductas manipulativas con la figuras parentales: idealizando a una de ellas y menospreciando a la otra, deterioro en el rendimiento escolar, dificultades para concentrarse… tienen mayor capacidad de entender lo que es el divorcio, pero siguen manteniendo el anhelo de que todo vuelva a ser como antes y cuando ven que esto no ocurre pueden darse sentimientos de tristeza y rabia.
Po último, la adolescencia, es una época complicada para los jóvenes y es precisamente una de las etapas más complicadas para encarar el divorcio porque esto coincide con la búsqueda de su propia identidad. La búsqueda de la propia identidad precisa de mucha seguridad por eso es frecuente que pongan a prueba el vínculo con sus padres para confirmar que hay límites y que van a mantenerse a su lado. Puede incrementarse la probabilidad de que se den conductas de riesgo (drogas, relaciones sexuales…)
Es innegable que la separación supone un importante cambio en la estructura familiar, lo que de manera inevitable producirá diferentes reacciones emocionales en los hijos, pero es prudente darles un tiempo para adaptarse a esta nueva situación. Para que los hijos puedan adaptarse a la nueva situación con éxito es importante saber responder a las diferentes necesidades que en él se vayan dando.
No existen estrategias generales para afrontar el divorcio que sirvan para todas las familias, es importante tener en cuenta las condiciones particulares de cada familia. Toda separación supone un duelo y como tal lo habitual es que traiga consigo reacciones emocionales que se pueden dar de diferentes formas como hemos indicado anteriormente. Es importante que ante la inseguridad intrínseca a la propia situación de cambio familiar los padres puedan proporcionales a sus hijos la mayor seguridad posible. Es indispensable que los padres puedan dejar a un lado las diferencias personales y puedan trasmitirles a sus hijos un mensaje común en el que el hijo sepa que lo más importante para sus padres es él. Es importante que la pareja que pone fin a su proyecto matrimonial tenga claro que su proyecto como padres seguirá estando vigente y que este mensaje tan importante también puedan transmitírselo a los hijos.
Terminar este blog con algunas claves generales pero importantes:
- Desculpabilizar a los niños, explicándoles tantas veces como sean necesarias que nada de lo que hayan hecho es motivo del divorcio.
- Darles mucha información sobre cómo va a ser su nueva vida ante la separación.
- Evitar que presencien situaciones de conflicto
- No utilizar al hijo como mensajero entre los padres
- Tener claro que ambas figuras parentales son importantes para el niño