El cyberbullying o ciberacoso es el uso de medios digitales (smartphones, Internet o videojuegos online, por ejemplo) con la intención de acosar psicológicamente a terceros. Debido a que nos encontramos en una era digital, este nuevo tipo de acoso está ganando atención por los medios de comunicación.
Algunos estudios han querido centrarse en cómo la conducta antisocial preexistente en algunos menores puede influenciar en la presencia del cyberbullying. La conducta antisocial se podría definir como cualquier conducta que refleje una infracción a las reglas o normas sociales y/o sea una acción contra los demás, una violación contra los derechos de los demás.
En diversos estudios se evidencian las estrechas conexiones que existen entre conducta antisocial y la implicación en situaciones de acoso en todas sus modalidades y en todos sus roles, no solo agresores o víctimas, también los observadores.
Los resultados han confirmado que los adolescentes y jóvenes con altas puntuaciones en conducta antisocial utilizaban significativamente más estrategias agresivas para resolver situaciones sociales conflictivas.
Los estudios que han evaluado las consecuencias de la conducta antisocial concluyen que una parte importante de los niños, niñas y adolescentes que tienen este tipo de comportamiento durante la infancia y la adolescencia mostrarán algún tipo de desajuste en la vida adulta (Garaigordobil y Oñederra, 2010).
Esto nos indica que deben realizarse esfuerzos de prevención dado que cerca de la mitad de los menores con este tipo de sintomatología externalizante presentan lo que ya se considera a estas edades como personalidad antisocial.
Estos resultados indican la necesidad de una intervención psicoeducativa y el diseñoe implantación de programas de intervención socioemocional para prevenir y/o reducir la conducta antisocial dirigidos a los estudiantes durante toda la educación reglada. Éstos deben contener actividades que estimulen la capacidad para resolver conflictos interpersonales de forma constructiva e inhiban formas agresivas de afrontamiento de los conflictos, así como actividades que fomenten el análisis de las consecuencias de la conducta antisocial, del bullying y cyberbullying para todos los implicados (víctimas, observadores y agresores).