La investigación y evolución de las diferentes categorías de los trastornos alimentarios se ha ido desarrollando a través del tiempo de manera desigual. En un primer momento, se describió la Anorexia Nerviosa (Siglo XIX), seguida de la Bulimia Nerviosa (1979) y posteriormente el Trastorno por Atracones, añadido recientemente al Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-5, 2013). Por otra parte, incluido dentro de las enfermedades médicas, se describe la obesidad.
La descripción de estos cuadros cada uno independiente de los demás ha propiciado la visión de los trastornos alimentarios como entidades independientes, sin ningún tipo de relación entre ellos.
A pesar de ello, la práctica clínica ha demostrado que existe unas características comunes que conllevan el fenómeno de transición diagnóstica o entrecruzamiento diagnóstico, en el cual el mismo paciente transita por diferentes diagnósticos de trastornos alimentarios a lo largo de los años.
Uno de los inicios más típicos es que el paciente comience a una edad temprana, sobre todo en la adolescencia, con una fuerte restricción alimentaria que derive en una Anorexia Nerviosa. Después, normalmente transcurridos unos años de estricta restricción, se experimente una pérdida de control sobre la ingesta en forma de atracones y conductas compensatorias para contrarrestar los efectos de la ingesta. Esta nueva sintomatología hace que se cumplan los criterios diagnósticos para Bulimia Nerviosa. Es habitual que tras una temporada así, el paciente se libre de las conductas compensatorias, pero se sigan presentando atracones. En este punto, es posible que se desarrolle un trastorno de atracones, o un trastorno de la conducta alimentaria especificado (en el cual, a pesar de no cumplirse todos los criterios de un trastorno concreto, hay alteración de la conducta alimentaria). E incluso, se puede desarrollar una obesidad como consecuencia de los atracones frecuentes.
Debido a toda esta transición diagnóstica, se está demostrando que los trastornos alimentarios comparten una misma psicopatología nuclear que los asemeja, y que el elemento que los diferencia es el balance entre cantidad e comida ingerida y las conducta compensatoria realizada. Así, en la Anorexia Nerviosa el balance negativo lleva a una reducción de peso mientras que en el resto el peso se mantendría o incluso puede aumentar.
En esta línea de investigación, se están desarrollado 4 elementos sobre los que trabajar: el perfeccionismo rígido, la baja autoestima, la intolerancia a las emociones y las dificultades interpersonales.