Si te pidieran que te nombraras todo lo que amas ¿cuánto tiempo tardarías en nombrarte?
Es probable que la mayoría de los que estén leyendo este artículo nunca se hubieran nombrado en ese listado, a lo mejor ni siquiera después de proponer a uno mismo como respuesta posible, y es que, muchas personas no sienten que sean lo más importante que tienen.
Autoestima
El amor que sentimos hacia uno mimo se denomina autoestima y puede definirse como el conjunto de sentimientos, pensamientos y conductas que hacen que una persona se valore positivamente, se quiera y se respete sin depender de la aceptación de otros.
Podemos diferenciar dos polos, el Autoestima Alto y el Bajo:
- La autoestima alta o sana, es la que se ama, se respeta y se valora de forma positiva. Las personas con autoestima alta tienen conductas equilibradas, aceptan sus fortalezas y sus debilidades, asumen sus errores y los utilizan para crecimiento propio, son capaces de tomar decisiones responsabilizándose de las consecuencias. Son personas que asumen las críticas o las opiniones de los demás sin ser dependientes de ellas. Se sienten dignos de ser queridos, respetados y valorados. Suelen relacionarse de forma asertiva con el resto de personas y con el medio.
- La autoestima baja por el contrario conlleva a no tener tanta consideración con uno mismo. Las personas con baja autoestima no confían en sus capacidades (puntualmente sí), toman los errores como fracasos y no como un aprendizaje. Se muestran inseguros, les cuesta tomar decisiones importantes, y a menudo vacilan ante las opiniones del resto. Suelen depender de las valoraciones de los demás y las críticas les dañan enormemente. No se consideran como dignas de ser queridas y suelen sufrir.
Hornstein propone cinco tipos de autoestima dentro del continuo anterior:
- Autoestima alta y estable: serían personas que no se ven influidas de forma negativa por aquello que sucede a su alrededor. Son personas asertivas que defienden de forma positiva su punto de vista o sus derechos, sin perder la calma ni huir en el intento.
- Autoestima alta e inestable: se refleja en la poca continuidad de la autoestima alta. Aunque se valoran de forma positiva, a veces no aceptan el fracaso ni posturas contrarias a las de ellas, y no son asertivas a la hora de defenderse, pueden llegar a ser agresivas.
- Autoestima estable y baja: se infravaloran constantemente, no son capaces de tomar decisiones por ellos mismos, no aceptan los fracasos e intentarán evitarlos. Suelen apoyarse siempre en los demás.
- Autoestima inestable y baja: consideran que no pueden conseguir nada, son muy sensibles e influenciables por el resto. Prefieren pasar desapercibidos y se muestran pasivos ante injusticias hacia su persona.
- Autoestima inflada: es aquella que caracteriza a la persona como alguien fuerte, que se cree mejor que el resto, no escuchan ni valoran a los demás. Comúnmente se les asociaría con un gran ego. No asumen errores, los fallos son externos a la persona con este tipo de autoestima.
¿Cómo nos autodañamos?
Las personas que tienen baja autoestima se dañan y sufren la mayor parte del tiempo. Su crítico interior está trabajando 24/7 para encontrar fallos a sus comportamientos, a sus pensamientos, a sus emociones y a todo su ser. Se comparan con los demás y constantemente sufre críticas internas sin ningún tipo de compasión, haciendo muy dura la “convivencia” entre la persona y su pensamiento interno.
Hacia una mente compasiva
La compasión según la RAE es el sentimiento de consideración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias. Generalmente nuestro círculo de compasión acoge al resto de personas, pero olvidamos atendernos con compasión a nosotros mismos. Quizás por creencias irracionales de tipo sentir lástima por uno mismo es síntoma de debilidad, o si no nos presionamos y aceptamos todos nuestros errores, nunca mejoraremos, pero qué bien nos vendría a todos tratarnos con más compasión.
Las personas con autoestima baja, como ya hemos indicado en párrafos anteriores, son muy críticos consigo mismas, pero por el contrario suelen ser muy comprensivas y acogedoras con los sufrimientos de otros. Permitirse ser autocompasivos les movería a conocerse y a aceptarse mejor, en definitiva, a mejorar su autoestima
MacKay y Fanning, dicen que la compasión es una facultad que puede cambiar, se puede adquirir y mejorar. Según estos autores, los componentes básicos de la facultad de compasión son la comprensión, la aceptación y el perdón.
- La comprensión es el primer paso hacia una relación compasiva con uno mismo y con los demás. El llevar el pensamiento sobre nuestro ser hacia la comprensión, hace que nuestras emociones cambien y consigo las conductas hacia nosotros. Sentiremos emociones más agradables y fomentaremos la aparición en el futuro de esta actitud de comprensión.
- La aceptación, según estos autores La aceptación es quizá el aspecto más difícil de la compasión. La aceptación es un reconocimiento de los hechos, con suspensión de todos los juicios de valor. Usted ni aprueba ni desaprueba: acepta.
- El perdón, para MacKay y Fanning, deriva de la comprensión y la aceptación. No significa aprobación, si no aceptar lo pasado como pasado, reafirmar el respeto a sí mismo en el presente y anticipar un futuro mejor.
Hacia una mejor autoestima
Ahora que has leído este artículo, te animamos a que estés atento a la forma que tienes de hablarte, de quererte y de cuídate. Cuando descubras alguna actitud dañina contigo mismo, practica la comprensión, la aceptación y el perdón, empezarás a verte con otros ojos!
Fuentes consultadas:
- D. (2018). The 9 Types of Self-esteem and their Characteristics. Recuperado de https://steemit.com/english/@daniel-rojas/the-9-types-of-self-esteem-and-their-characteristics
- MacKay, M., & Fanning, P. (2002). Autoestima: Evaluación y mejora. Biblioteca de psicología, psiquiatría y salud, 13-15 y 81-94