Trastorno afectivo estacional

En ocasiones, nos encontramos con personas que notan cómo su estado de ánimo se ve afectado como consecuencia de los cambios estacionales. A todos nos puede afectar en mayor o menor medida, pero existe un grupo reducido de la población (entre un 1 y 10%, mayormente mujeres jóvenes) que presenta esta alteración de manera marcada.

El tipo más común está acompañado por episodios depresivos y su aparición se corresponde con el inicio del invierno hasta la llegada de la primavera, donde comienza a remitir. Sus síntomas equivalen a los que se presentan en depresiones debido a la similitud entre ambos trastornos, siendo la diferencia principal su mantenimiento en el tiempo, ya que como su propio nombre indica, este trastorno afectivo depende de los cambios estacionales. Por el contrario, y aunque menos habitualmente, nos encontramos episodios maníacos o hipomaníacos que suelen debutar al inicio de verano. 

En ambos casos, tal y como se especifica en el DSM-V deben presentarse mínimo 2 episodios en los dos últimos años con ese patrón estacional que se ha descrito previamente, y no en su ausencia, de la misma manera que a lo largo de la vida del individuo, el número de episodios depresivos estacionales debe ser considerablemente mayor a los no estacionales, ya que en los inicios no tiene porqué desarrollarse en función de las estaciones, sino que esto se va definiendo con el tiempo.

 

Los síntomas que caracterizan a este trastorno más frecuentemente son los siguientes:

  • Anhelo excesivo de alimentos con alto contenido en carbohidratos.
  • Aumento de peso.
  • Hipersomnia.
  • Falta de energía.
  • Anhedonia.
  • Desesperanza y tristeza.
  • Pensamientos reiterativos relacionados con la muerte o el suicidio.

 

Mientras que se pueden presentar de manera opuesta cuando inicia en época estival:

  • Pérdida de apetito.
  • Disminución del peso.
  • Dificultad para conciliar el sueño o insomnio.
  • Mayor agitación.
  • Aumento de la ansiedad.

 

Debido a que es un trastorno en el que intervienen tanto diferentes factores ambientales como genéticos, existen múltiples tratamientos para el mismo, entre los que se encuentran la Fototerapia o Terapia Lumínica donde se realiza una exposición a una luz muy brillante durante un período de tiempo inferior a una hora al inicio del día;  la Terapia Cognitivo-Conductual, que trabaja principalmente sobre la identificación y cambio de patrones cognitivos y conductuales disfuncionales; y el tratamiento farmacológico, donde se utilizan principalmente Inhibidores de la Recaptación de Serotonina o ISRS, como la fluoxetina. Asimismo, es importante subrayar que todos ellos deben ser supervisados por un profesional. 

Para terminar, si te identificas con lo que se ha descrito no dudes en consultar a un profesional que pueda ayudarte en tu proceso, ya que a pesar de que se ausenta determinados meses del año, es importante intervenir sobre ese malestar para no tener que convivir con ello y atender a tus necesidades. 

 

American Psychiatric Association (APA). (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5 (5.a ed.). Washington DC: American Psychiatric Association.

Gatón Moreno, M. A, González Torres, M. A. y Gaviria, M. (2015). Trastornos afectivos estacionales, «winter blues». Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35(126), 367-380.

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