Una demanda que los padres traen frecuentemente a consulta es la dificultad de los hijos para dormir. A menudo, para poder dormir y descansar, los padres llevan a sus hijos a dormir con ellos. Además, algunos padres defienden la idea de la crianza natural, fomentando el colecho. El problema viene cuando el colecho se convierte en dependencia, alejándose de la idea de crianza natural o cuando uno de los padres no está de acuerdo con ese sistema. Cuando esto se convierte en un problema que se alarga en el tiempo, es cuando llega la decisión de acudir a terapia. En este artículo no se pretende hacer una crítica hacia el colecho si no de ofrecer pautas para que los niños se acostumbren a dormir solos. También hay otros factores que pueden influir en el sueño de los hijos como dificultades emocionales, problemas familiares, dificultades en la escuela, etc.
Conseguir que los hijos duerman en su cama toda la noche sin miedos puede ser una tarea muy costosa. El niño desarrolla un temor intenso a dormir solo y aprende que la única manera de hacerle frente es estar con sus padres y cuando no está con ellos siente mucha inseguridad. La repetición de este círculo provoca que el miedo se refuerce cronificando la situación. Habitualmente esto desemboca en que un miembro de la pareja acabe durmiendo en otra habitación o en el sofá. Además, también conlleva que los niños no deseen dormir fuera de su casa como en campamentos, en casa de amigos, etc, elementos que van cobrando importancia a medida que se hacen más mayor y de las que el niño se ve privado a causa de su temor.
Por esto, se ofrecerá una serie de pautas que puedan ayudar en el proceso de adquisición del hábito de dormir solo. Para empezar, es importante que ambos padres estén de acuerdo con esto, ya que la alianza es relevante para un proceso óptimo. También hay que asumir que el proceso puede ser muy cansado. La constancia es el elemento más importante de este proceso.
Primero hay que contextualizar con el hijo/a haciéndole ver que entienden su miedo y que desean ayudarle a superarlo y enseñarle a ser más valiente. Después se elabora un listado de elementos que provocan ese miedo nocturno ordenándolos de menor a mayor en cuanto a intensidad y así conocer mejor cuál es la fantasía que el/la niño/a ha construido en su cabeza y los personajes que la forman (zombies, fantasmas, etc). Después de conocer los miedos que tiene, se hará el juego de las películas, que consiste en entrar en su fantasía y buscar remedios para combatir a “los malos”, creando guiones personalizados y adaptados a cada niño/a.
Después se comenzará con un proceso gradual en el que el niño o la niña enfrentará cada vez más su miedo. El proceso podría ser el siguiente:
- Dormir en su cama pero acompañado por uno de sus padres: Este paso será una primera aproximación a que duerma de manera autónoma en su cama. Los padres se turnan y duermen toda la noche con el niño. Es necesario remarcar que se dormirá en su cama y que serán sus padres quienes estarán en su habitación pero no al revés. En esta fase se explicará al niño/a que esto es un proceso importante para que aprenda a ser valiente. Se pueden poner luces de noche para evitar que la habitación esté en total oscuridad.
- Conciliar el sueño con los padres pero dormir solo en su habitación: Este paso se hará progresivamente, adaptándose al niño. Mientras le ayudan, los padres pueden permanecer en la cama del niño/a con él/ella pero no lo harán debajo de las sábanas, sino encima. El objetivo de este paso será alejarse de la cama y estar más cerca de la puerta de la habitación. Así irá aumentando la seguridad del niño/a y poco a poco irá dándose cuenta que está durmiendo solo/a.
- Conciliar el sueño solo y dormir solo en su cama toda la noche: En este punto del proceso, los padres acompañarán a su hijo un rato antes de dormirse. Cada vez que consiga dormirse solo habrá un refuerzo no material al día siguiente como elogios por ser tan valiente, muestras de afectos y pasar un tiempo de calidad con el o ella. En este momento del proceso, puede ocurrir que el niño/a no acepte en un principio que sus padres se vayan de la habitación por la noche. Se puede pactar acuerdos del tiempo que se quedará acompañado. Por ejemplo, se le puede decir que el padre o la madre se irá durante 3 minutos en los que permanecerá solo/a y cuando acabe el tiempo, volverá a la habitación. Así, seguir el proceso hasta ir alargando el tiempo (5,7,10… minutos). Estos tiempos deben estar acordados con los/as niños/as y se deben respetar.
- Lograr autonomía a la hora de dormir: Este último paso implicaría que el niño/a duerma solo/a en su habitación. Durante este proceso, se le permitirá que duerma con una luz por la noche y a medida que pase el tiempo, se le puede apagar a media noche o incluso que se les “olvide” encenderla. Además, en este paso se intentará que se logre el objetivo de que pueda dormir fuera de casa.
Durante todo este proceso también se trabajarán con los miedos y para ellos se utilizará el sistema de las películas, anteriormente mencionado, estrategia que se volverá a rescatar durante todo el proceso. Además, es relevante estudiar si detrás de las dificultades para dormir hay problemas de otro tipo que necesitan una intervención específica (dificultades en la escuela, problemas con los amigos, problemas emocionales, etc. ).