Como cada segundo lunes de febrero desde 2015, el pasado 8 de febrero se celebró el Dia internacional de la epilepsia para dar visibilidad y dar a conocer esta enfermedad. Con el fin de contribuir a ello, hoy os hablamos un poco más de la epilepsia y sus implicaciones.
¿A qué llamamos epilepsia?
Según la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) se denomina «crisis epiléptica» a la aparición transitoria de signos y/o síntomas provocados por una actividad neuronal anómala, excesiva o simultánea en el cerebro.
La epilepsia es un trastorno cerebral que se caracteriza por una predisposición continuada a la aparición de crisis epilépticas y por las consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales de esta enfermedad. La definición de epilepsia requiere la presencia de al menos una crisis epiléptica.
La definición de epilepsia que incluye «dos crisis no provocadas» ha resultado útil, pero no es adecuada en algunas circunstancias clínicas. Un paciente puede presentar una única crisis no provocada después de una lesión cerebral remota, como un ictus, una infección del sistema nervioso central (SNC) o un traumatismo. Un paciente con estas lesiones cerebrales tendría un riesgo de presentar una segunda crisis no provocada comparable al de presentar nuevas crisis después de dos crisis no provocadas. Cuando dos personas con un historial de al menos una crisis no provocada presentan el mismo riesgo elevado de presentar otra crisis, hay razones para sostener que ambas presentan epilepsia.
Así, la definición operativa que proponen desde la ILAE sería la siguiente:
La epilepsia es una enfermedad cerebral que se define por cualquiera de las siguientes circunstancias:
1. Al menos dos crisis no provocadas (o reflejas) con >24 h de separación
2. Una crisis no provocada (o refleja) y una probabilidad de presentar nuevas crisis durante los 10 años siguientes similar al riesgo general de recurrencia (al menos el 60 %) tras la aparición de dos crisis no provocadas
3. Diagnóstico de un síndrome de epilepsia
Se considera que la epilepsia está resuelta en los sujetos con un síndrome epiléptico dependiente de la edad que han superado la edad correspondiente o en aquellos que se han mantenido sin crisis durante los 10 últimos años y que no han tomado medicación antiepiléptica durante al menos los 5 últimos años.
¿Enfermedad o trastorno?
Tradicionalmente la epilepsia no se ha considerado como una enfermedad sino como un trastorno o familia de trastornos, haciendo hincapié en el hecho de que comprende diferentes enfermedades y patologías. El término «trastorno» implica una alteración funcional no necesariamente duradera, mientras que el término «enfermedad» puede expresar (aunque no siempre) un desarreglo más prolongado de la función normal. En muchos problemas de salud heterogéneos, como el cáncer o la diabetes, subyacen numerosos trastornos, sin que por ello dejen de considerarse enfermedades. El término «trastorno» no es bien comprendido por la población general y minimiza la naturaleza grave de la epilepsia. En el 2014 la ILAE y la IBE (Oficina Internacional para la Epilepsia) han acordado que es preferible considerar la epilepsia como una enfermedad
Epilepsia infantil
En la edad pediátrica las epilepsias son frecuentes, con manifestaciones clínicas diversas y edad-dependientes. El reconocimiento preciso de los diferentes síndromes y epilepsias es importante para determinar un tratamiento y pronóstico adecuados. Cerca de un 70% de las epilepsias en niños tiene una buena respuesta a tratamiento médico o remisión espontánea y buen pronóstico en el largo plazo. Un grupo menor, pero no menos importante, es refractario a fármacos antiepilépticos, destacando las Encefalopatías Epilépticas que implican un mal pronóstico neurológico y un grupo de pacientes refractarios que serán candidatos a otras alternativas de tratamiento, como cirugía de la Epilepsia
Comorbilidad en epilepsia infantil
Los trastornos comórbidos y las dificultades más habituales en la epilepsia infantil son los déficits cognitivos, las alteraciones del aprendizaje, los problemas de conducta, dificultades en la esfera psicosocial y los trastornos emocionales. Todos ellos repercuten directamente y de forma negativa en la calidad de vida tanto del niño/a como de sus padres y pueden llegar a ser incluso más invalidantes que las propias crisis epilépticas.
Implicaciones familiares y psicosociales
La epilepsia repercute en la dinámica familiar. La manera en la que experiencia es vivida en el hogar repercute directamente en el desarrollo del autoconcepto del niño. Cuando el entorno familiar está marcado por un excesivo temor, preocupación, vergüenza, es posible que el niño o la niña integren en su vida un sentimiento de incapacidad. Hay que brindarles herramientas para enfrentar, aceptar y participar en el control del problema. Todos estos desajustes se multiplican y agudizan en casos de epilepsias de difícil manejo, y más todavía cuando existe una discapacidad añadida, física, psicológica, sensorial o trastorno de conducta.
Factores que dificultan la adquisición de aprendizajes
Los factores que condicionan el rendimiento escolar y dificultan los aprendizajes, son muy heterogéneos y de muy diferente gravedad clínica. Algunos de ellos son:
- Edad
El inicio de la epilepsia en los dos primeros años de vida se relaciona con mayor riesgo de afectación cognitiva y de problemas de aprendizaje.
- Localización anatómica de las crisis epilépticas
En general, se encuentra una mayor tasa de trastornos de aprendizaje en los pacientes con una epilepsia del lóbulo frontal o del lóbulo temporal.
Los niños/as con epilepsia de origen en el lóbulo frontal presentan frecuentemente déficits en tareas de coordinación motora, atención y funciones ejecutivas como memoria operativa, planificación y control de la interferencia.
- Tipo de epilepsia
Diversos estudios sugieren que en pacientes con epilepsias rolándicas benignas se encuentran alteraciones de aprendizaje en un 30-40% de los casos. Las altas tasas de descargas epileptiformes en el electroencefalograma de sueño en estos pacientes, se relaciona con peores resultados en tareas de percepción visual, memoria operativa, atención, fluidez verbal y comprensión lectora.
Predominan las alteraciones atencionales en los casos de localización derecha y afectación tareas verbales en los de localización izquierda.
En pacientes con epilepsia de ausencia infantil se describen alteraciones de aprendizaje en un 25-35% de los casos, con una alta tasa de TDAH en este grupo, principalmente del tipo inatento, principalmente en relación con la afectación del lóbulo frontal que se describe en esta epilepsia.
- Recurrencia de las crisis
A este factor se le denomina “carga de crisis”. Esta carga está en función de la frecuencia de las crisis, la duración de la epilepsia, y el tipo de crisis epilépticas. Cuanto mayor sea esta carga, mayor será la probabilidad de problemas de aprendizaje.
- Entorno escolar
Quizá este sea uno de los factores menos estudiados. A priori, al hablar con profesores/as, muchos profesores reconocen tener un conocimiento insuficiente acerca de la epilepsia y la influencia de ésta en el aprendizaje.
El absentismo escolar, por mal control de la epilepsia, por los efectos adversos de los fármacos, por asistencia a consultas, realización de pruebas u hospitalización, también constituye un factor importante a tener en cuenta.
Para terminar, siguiendo con las epilepsias infantiles y los aprendizajes, os ponemos el enlace del post escrito el año pasado por Iban Onandia (Psicólogo y neuropsicólogo clínico acreditado; Doctor en Psicología Clínica y de la Salud y Neuropsicología, y gerente de este centro) con motivo del Día Internacional de la epilepsia donde nos habla sobre cómo aprenden los niños/as con epilepsia https://www.psicologiaamorebieta.es/como-aprende-un-nino-con-epilepsia/
Bibliografía
Arnedo Montoro, M., Bembibre Serrano, J., & Triviño Mosquera, M. (2013). Neuropsicología: A través de casos clínicos / Marisa Arnedo Montoro, Judit Bembibre Serrano y Mónica Triviño Mosquera. Madrid: Médica Panamericana.
Fisher, R. S., Acevedo, C., Arzimanoglou, A., Bogacz, A., Helen Cross, J., Elger, C. E., & Wiebe, S. (2014). Definición clínica práctica de la epilepsia. Epilepsia, 55(4), 475-482.
López, I. M., Varela, X., y Marca, S. (2013). Síndromes epilépticos en niños y adolescentes. Revista Médica Clínica Las Condes, 24(6), 915-927.